Ir al contenido principal

Mandamiento 1 / Amarás al ambiente como a ti mismo.



La exaltación del “yo” en esta era es directamente proporcional a la degradación del Ambiente. Este “yo”, no es una simple manifestación de una justa valoración que se hace el hombre en consideración a su condición humana, más allá de una dignificación, es un bizarrismo de lo que debe ser su auto-amor. Sin embargo, es un amor fuerte el que se auto-manifiesta, fundamentado en un egocentrismo y un narcisismo creado por la naturaleza social en la que está inmerso. Naturaleza que no es muy natural, pero que es la condición que lo rodea desde su nacimiento. Especialmente el hombre joven y adolescente es el más vulnerado por la enfermedad del “yo”. Ahora bien, ¿puede esa profunda patología narcisista dar cancha a ese adolescente y joven para que done un poco de sus reservas de amor a su principal fuente de insumos: el ambiente? No es fácil, más cuando se comprende que sus motivaciones y pensamientos están orientadas por una alienación programada. Quizás toda alienación sea programada; el asunto es que él consume lo indispensable y no indispensable para mantener su imagen, la cual es un indicador primario de la aceptación que necesita, la necesita porque no comprende que debe aceptarse a sí mismo desde su más desnuda humanidad. El amor al ambiente no genera en él claras percepciones de aceptación; he allí el eje de su inconformidad. No le da insumos que alimenten su amor a sí-mismo, por lo tanto no le interesa el ambiente, y en última instancia sólo compartirá su amor con el ambiente cuando sea obligado a hacerlo. Debe entender que su imagen no determina lo-que-es, y que lo-que-es realmente, está directamente asociado a la vida del planeta, entendida ésta como componente material de su espiritualidad. No lo puede entender debido a su alienación programada. Y así como en una guerrilla es necesario el ataque en dos frentes, el intelectual y el físico, así a este sujeto programado para amarse sólo a él mismo hay que atacarlo y a la vez dotarlo de herramientas. Se ataca con mensajes coherentes que contengan un discurso claro, en todos lados y principalmente modelado por el ser-liberado, ese que asume la tarea de evangelista comunicacional. El otro frente es el de la dotación. De nada sirve avanzar en la predicación del amor al ambiente si no se dan herramientas, métodos y pensamientos organizados al que se va liberando. Él necesita un esquema flexible de cómo se debe construir el amor al ambiente. El corazón de ese esquema debemos facilitarlo, mas no monopolizar su diseño. Es flexible debido a las cosmovisiones propias del ser-alienado, el cual debe despegar hacia una acción dialéctica, práxica. En pocas palabras, debe aprender a pensar. Así se deshará de los grilletes del egoísmo, e iniciará su transitar del “yo”, al de “nosotros”; nosotros, somos: el ambiente, el otro, y yo. Esto no se trata de guindarse una de las etiquetas en uso: ecologista, conservacionista, ambientalista, vegetarianista, rasta, hippie, etc., es más bien un estilo de vida que no empuje al ser-alienado hacia el barranco del martirio, porque no necesitamos ni mártires, ni héroes, sino vencedores. Una victoria aquí se traduce en la consistencia, en la expresión y proposición, esas que nos llevan a accionar, y si se debe reaccionar primero, se hará, pero no se aceptará luego de una reacción otra más, sino más bien será un impulso para que quien estuviera alienado y atado a la reacción ahora pro-accione y sea motor de cambios sociales, culturales, ambientales. Que forme parte de los ritmos que otros desconocidos están armonizando, o sea, que sea parte de un movimiento que más allá de estar disgregado esté entretejido en la invisibilidad de un sentir que busca espontánea, consciente y mancomunadamente generar una transformación radical en las relaciones humanas, y en las relaciones del ser humano con el ambiente. 

                                                                                                                                      Daniel T.

Comentarios

Entradas populares de este blog

ESCRIBIR PARA PUBLICAR

Por: Ángel Daniel Torrellas Del Valle. Consejero de Escuela en Ciencias Políticas, Universidad de Los Andes, Mérida Venezuela. http://expresaloparlante.jimdo.com/ Te has preguntado alguna vez ¿a dónde irán a parar todos los trabajos y exámenes que vas haciendo durante tus cinco* años de carrera? Algunas opciones son: en la basura, en un gabinete de la casa de tus padres, en unas cajas que posiblemente olvidarás en un rincón del cuarto de trastes. Quizás el mejor provecho que les saques sea la reutilización de las hojas como papel de reciclaje. Sea cuál sea el destino de estos escritos, sabemos que comúnmente son despreciados por nosotros mismos, los autores. En este ensayo trataremos de generar una propuesta para sacarle el mayor provecho a todo ese material, en apariencia insignificante. Cuando escribimos un ensayo, redactamos un informe, o al estar bajo la presión de un parcial (prueba, examen) normalmente buscamos satisfacer las demandas de un docente que nos solicita ...

Un Hombre: Alejandro Panagulis / entrevista de Oriana Fallaci, Atenas 1973

Panagulis y Oriana durante la entrevista, Atenas 1973 Aquel día tenía el rostro de un Cristo crucificado diez veces y parecía tener mucho más de treinta y cuatro años. Sobre sus pálidas mejillas se marcaban ya algunas arrugas, entre sus negros cabellos asomaban ya mechones blancos y sus ojos eran dos pozos de melancolía. ¿O de rabia? Incluso cuando reía, no creía en su risa. Por lo demás, era una risa forzada que duraba poco, como el estallido de un disparo. Inmediatamente sus labios volvían a cerrarse en una mueca amarga y en aquella mueca buscaba en vano el recuerdo de la salud y de la juventud. La salud la había perdido, junto con la juventud, el día en que lo ataron por primera vez al potro del tormento y le dijeron: "Ahora sufrirás tanto que te arrepentirás de haber nacido». Pero te dabas cuenta en seguida de que no se arrepentía de haber nacido, de que no se había arrepentido nunca y de que no se arrepentiría jamás. En seguida te dabas cuenta de que es uno de es...

Av. 20

(Poema escrito por mi amigo Marcos, hermano de trinchera en las residencias masculinas, desde la Habitación 301) Av. 20 Déjame dos besos en la Avenida 20 de Barquisimeto, uno para olvidarme otro para malgastarlo en las noches impares de La Cibeles; en Mérida sobran. Aquellas veces en que eras el ábaco del mundo descontando los lunares de tu espalda en manos mías a contraluz del cristal de esta oficina, mientras allá afuera el mundo cabe en la Ruta Nro. 7 que pasa por el aeropuerto Jacinto Lara. Tenía la nariz arqueada la mujer que me enseñó a completar soledades detrás de la barricada. No es casualidad que te enumere en el álgebra de los días cuando camino por la Av. Vargas y la ciudad me mira con buhoneros y sucursales, quizás sea así en otra ciudad sin embargo en Barquisimeto la vida, al menos la mía, es igual a dos besos de ella. Una pequeña referencia acerca del autor: (extraída del Blog: Librería Sónica) Ma...