Por: Ángel Daniel Torrellas Del Valle.
Consejero de Escuela en Ciencias Políticas,
Universidad de Los Andes, Mérida Venezuela.
Te has preguntado
alguna vez ¿a dónde irán a parar todos los trabajos y exámenes que vas haciendo
durante tus cinco* años de carrera? Algunas opciones son: en la basura, en un
gabinete de la casa de tus padres, en unas cajas que posiblemente olvidarás en
un rincón del cuarto de trastes. Quizás el mejor provecho que les saques sea la
reutilización de las hojas como papel de reciclaje. Sea cuál sea el destino de
estos escritos, sabemos que comúnmente son despreciados por nosotros mismos,
los autores. En este ensayo trataremos de generar una propuesta para sacarle el
mayor provecho a todo ese material, en apariencia insignificante.
Cuando escribimos un
ensayo, redactamos un informe, o al estar bajo la presión de un parcial
(prueba, examen) normalmente buscamos satisfacer las demandas de un docente que
nos solicita una información específica. Pocas veces somos conscientes de la
gran ocasión para producir ideas propias. Muchas veces (diríamos más bien, en la
mayoría de los casos), la ansiedad por aprobar o tener una nota elevada guía
nuestro proceso de retroalimentación (evaluación), cegándonos ante la
oportunidad de generar un escrito de trascendencia para la sociedad y para
nosotros mismos. Un aporte social.
Otras
latitudes del pensamiento
Atiborrados de
información, o, carentes de ella por no tener las lecturas con anticipación,
procedemos a escribir. Directamente contestamos lo que se nos pide, pero no hay
un pensamiento crítico consciente implícito en tales contestaciones. Pero ¿qué
pasaría si escribiéramos conscientes de que ése es el preciso momento de
innovar, cuestionar lo dado, generar planteamientos controvertidos, proponer
nuevos conceptos, e iniciar un diálogo franco, desnudo y directo con los
teóricos ya estudiados, medios de comunicación, autoridades políticas y
profesores (por nombrar algunos)? Evidentemente se perdería menos de ese
material emitido año tras año. Rectifico, más allá de perder menos material se
ganaría material, se ganaría en términos de valorar todos esos exámenes,
ensayos, investigaciones, análisis críticos, entre otros. Existiría más propuesta.
La dialéctica nos conduciría al umbral de la filosofía de la praxis, entre
otras latitudes del pensamiento.
Hasta el momento hemos
hablado del fondo, en otro ensayo algún experto podría ayudarnos con lo
relativo a la forma, la sintaxis, semiótica, semántica, etc., e incluso
contrastar las ideas hasta ahora expuestas.
Ahora bien, ¿por qué
escribir con conciencia? ¿Cómo aprovechar los escritos que generamos en medio
de cualquiera de estos procesos de evaluación? Pretendemos avanzar más allá de
los patrones mecanicistas y conductistas que sutilmente entierran la capacidad
de pensamiento, la creatividad y la sana rebeldía que está implícita (cuando
hay intención de transformar las injustas relaciones sociales) en el lenguaje,
el discurso y la comunicación misma como esencia y parte vital de la condición
humana. La horizontalidad y la participación del estudiante, o cualquier otra
categoría de acción humana que no necesariamente sea el estatus de estudiante, se maximiza en la práctica liberadora
de la lectura, la meditación y la escritura. Al nombrar la andragogía, damos
testimonio de ello. En otra oportunidad podremos profundizar en torno a ella, y
los aportes de Paulo Freire y su pedagogía del oprimido, junto a otros pensadores
no menos importantes.
¿Escribir con conciencia
para qué? Para disfrutar más el proceso de aprendizaje. Para compartir nuestras
ideas. Para ir formando un criterio individual de pensamiento que se vaya
fundiendo con el colectivo y aporte en el impulso de la triangulación
Estado-Sociedad-Universidad. En lo específico, algo que tiene relación con lo
señalado en el párrafo anterior es que hemos observado cómo las redes sociales
han penetrado en la cotidianidad del ser humano. Venezuela no es la excepción.
A nivel mundial son más de mil millones de personas las que transitan por redes
sociales virtuales como facebook y twitter; sin embargo, quienes generan
contenido son menos del 10% de los usuarios activos. Esto habla de la banalización
de tales herramientas, pero también de la oportunidad que tenemos de escribir
para ser leídos.
Escribir
para publicar.
Escribir con conciencia
no sólo motoriza nuestras vidas hacia el disfrute de los estudios, también nos
coloca a un paso de ser leídos. Una de las mejores alternativas para publicar
nuestros escritos son los blogs. Un blog
es una bitácora, es la traducción literaria. No necesariamente ha de ser un diario
en donde contamos cada detalle que nos ocurre en el día. Es más bien una
poderosa herramienta poco explorada por los estudiantes. Es una carta abierta
para quienes buscan insumos donde apoyar sus trabajos o conocer una realidad
social, académica, política o económica determinada.
Blogger,
blogspot, jimdo, wordpress, entre otros, son algunos de los
principales blogs en los que puedes publicar tus documentos. Las aplicaciones o
recursos que te brinda cada uno de ellos varían según la necesidad del bloguero
(usuario de un blog, blogger en
inglés). Una vez hayas iniciado tu proceso consciente de escribir para
publicar, tendrás el primer elemento para ser leído: tus escritos, sean éstos ensayos,
poesías, análisis críticos, ponencias o exámenes (e incluso para trabajos
fotográficos o cinematográficos redes sociales como tumblr y youtube
respectivamente, son algunas de las más comerciales pero efectivas vías de
publicación alternativa). Seguirá abrir tu cuenta de blog. La autodidaxia y los
manuales te guiarán para potenciar su uso. Y todas las condiciones se darán
para empezar a generar contenido en las redes sociales, al tiempo que podrás
tener un elemento más para colocar en tu resumen curricular al momento de optar
por un cargo, concursar por una preparaduría, o sencillamente compartir con
familiares, amigos y hasta desconocidos curiosos en tu área lo que estás
escribiendo. Aprovecha el tiempo. @Danieltorrellas
“escribir,
pues, desvelar el mundo y al mismo tiempo proponerlo”
J.
P. Sartre.
*Puede
variar según la modalidad de estudios de cada quien.
Enlaces de los blogs y otras redes sociales:
La imagen de reprobado fuera perfecta sino hubiera colocado la etiqueta de tratar al campesino de ignorante.
ResponderEliminares el sarcasmo... es lo que repudiamos. Mi abuela es campesina y yo me siento tan campesino como ella. Así que tranquilo hermano...
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