
Nota: Lo siguiente es sólo
un fragmento de un artículo de Alfredo Maneiro escrito hace casi 40
años. Sólo publicaré una parte relativa a la dependencia petrolera. Alfredo
Maneiro fue un hombre con una visión política sumamente aguda, entregado a
ninguna conveniencia y abocado en la totalidad de su vida a la lucha por
generar espacios de encuentro de los iguales, de los referentes, de gente con
necesidades comunes insatisfechas. Alfredo se preocupó por la consolidación de
una estructura orgánica que entretejiese los esfuerzos de todos los elementos
humanos (universidad, trabajo, comunidad en general, etc.), y generar un
planteamiento práxico que fuese más allá de la desgastada centro-izquierda
reformista de su época que descaradamente se conformaba junto a sus verdugos y
socios puntofijistas de denunciar la corrupción siendo ellos los primeros
corrompidos y corruptores de una sociedad descompuesta que profundizaba su
agonía gracias al fortalecimiento de una estructura fiscal y económica que
Maneiro llamó “dependencia suicida”. En torno a las etiquetas, Maneiro dijo:
“yo
prefiero aparecer como indefinido ideológicamente, a correr el riesgo de la
confusión. Y a lo mejor el más firme de los marxismos míos consiste, en vista
de la confusión reinante, en negarlo. Son cosas difíciles, pero tú lo sabes
perfectamente… …quien se califica de marxista descalifica a otro... Entonces yo
prefiero no correr los riesgos de la confusión y no entrar en ese juego de
definiciones, que se convierte en el juego de los equívocos… …el problema de
las autodefiniciones es que a menudo se quedan en el simple alegato. Y es que
estamos llenos de eso. Cada vez que tú oigas decir en Venezuela a alguien que él es
profundamente honesto, llévate la mano al bolsillo y cuídate la cartera… Démosle
a las etiquetas su exacto valor. Eso es lo que te quiero decir”
Ante la situación nacional y el desconcierto de la
izquierda
El Nacional
Página D-8 del 2-6-74
Alfredo Maneiro (Notas Negativas)
“Este especial acomodo de los intereses de los
poderosos a las presiones reivindicativas es de enorme vigencia, y no debe ser
olvidado”
El centro de
gravedad: ¡reducción de la producción!
La
lucha de la OPEP ha producido resultados y Venezuela ha sido beneficiada
generosamente con ellos. Pero esos beneficios, pueden adquirir la forma de una
compensación por el mantenimiento de nuestra condición de país productor del
petróleo, no en la medida en que lo exijan nuestros intereses nacionales, sino
en aquélla determinada por la infinita avidez de la metrópoli, correspondida,
complementada y apoyada internamente por la condición igualmente insaciable de
la alta burguesía criolla. Desde este punto de vista, cualquier forma
nacionalizadora que no revise nuestra situación de suministradores de petróleo
a la medida de las exigencias imperialistas, no tiene por qué representar en sí
misma, la línea divisoria entre los intereses nacionales permanentes y la
conducta antipatriótica. Se podría argüir en contra, que ejercida la
nacionalización, sería más fácil controlar la producción. Tal argumento es no
sólo legalmente insuficiente, ya que en las condiciones legales actuales,
Venezuela puede controlarla, sino que además, no consulta realidades más
profundas.

Insistimos,
en las condiciones sociales actuales es absolutamente imposible impedir el
deterioro y, realmente, el efecto corrosivo de una abundancia fiscal que no
está asociada directamente, ni con el trabajo de los venezolanos, ni con las
luchas (y consecuencialmente con la conciencia) de la Nación.
Y
no es sólo una preocupación conservacionista lo que nos mueve, pues es mucho
más lo que está en juego. No se trata ya, ni tanto ni únicamente, de lesionar
la infeliz servidumbre al petróleo. Se trata de impedir una dependencia
suicida, nacionalmente, de esta abundancia fiscal.
En
las condiciones actuales ésta es la divisoria. Éste es el dilema nacional.
Éste, y no los banales dilemas con los que los partidos de izquierda y de
derecha acostumbran racionalizar sus cabriolas políticas y sus repentinos y
asombrosos cambios de perfil, constituye el verdadero problema: ¿Nos
atreveremos los venezolanos, se atreverán los parlamentarios –si o no- a
reducir la producción petrolera? ¿Y en qué medida?
Como
quiera que una disyuntiva de esta naturaleza, planteado entre tanto alborozo,
pueda tocar la escrupulosa fibra de algunos técnicos en planteamiento
económico, queremos agregar que una significativa baja en el ritmo de
producción no tiene por qué devenir crisis para el gasto público y/o en
repercusiones negativas para el resto de la economía. Vamos a decirlo con
palabras del doctor Juan Pablo Pérez Alfonzo, cuando el 29 de febrero de 1972
polemiza con el entonces Ministro de Minas, Dr. Hugo Pérez La Salvia: “Tres
millones de producción representaría una reducción de 550.000 barriles por
debajo de 1971, pero de 708.000 barriles por debajo de la producción de 1970.
Pues bien, todavía una reducción mucho mayor, que mantuviera la producción para
todo el año de 2.500.000 barriles diarios algo que resultaría increíble, con
todo representaría la reducción de los ingresos fiscales de los 500.000 b/d de
esa mayor reducción. La extraordinaria reducción de producción a 2.500.00 b/d
aún así produciría ingresos equiparables a los de 1970, cuando se sabe muy bien
que el gasto público fue elevado. Por consiguiente, no puede haber duda alguna
de que sin mayores trastornos, se podría ajustar el gasto de 1972 a aquel
nivel, y que ese ajuste constituiría un buen estimulo a la mayor productividad
de la administración pública y un rendimiento más efectivo del dinero de los
venezolanos”.
![]() |
Juan Pablo Pérez Alfonzo |
Nacionalismo
de nacionalismos
Ya
el doctor Hernández Grisanti reveló lo que está en juego y comprometió la
colaboración de los venezolanos a su propio desastre. Dijo el doctor Hernández
Grisanti: “Lo que esencialmente interesa (a los países importadores. Nota de la
Causa R) es el suministro, lo que les
interesa es que el flujo de la corriente petrolera no se detenga, lo que les
angustia es que en un momento dado todo su aparato productivo, toda la vida
económica y social de esos países pueda sufrir una grave perturbación porque se
detenga el flujo del petróleo”. En otras palabras, los Estados Unidos necesitan
nuestro petróleo para planificar su futuro y Venezuela no puede faltar a las
cita, aun al precio de renunciar a planificar el suyo. Agregó el doctor
Hernández Grisanti: “Ningún cliente tradicional de Venezuela tiene por qué
temer que en momento alguno el petróleo venezolano sea detenido por motivos
políticos…”. En otras palabras, el país que Bolívar llamó a luchar contra la
naturaleza hasta hacerla obedecer, sólo detendrá su petróleo por decisión
natural. Cuando se acabe.
Éste
es el dilema. Lo que está en juego es respaldar o rechazar el compromiso, que,
a nombre de Venezuela, tuvo a bien hacer el diputado Hernández Grisanti.
Por un proyecto de ley sobre reducción
de la producción
Con
lo que va dicho, debe resultar absolutamente cuál es nuestra posición, por ello
a nadie puede asombrar que comprometamos nuestros modestos esfuerzos a reunir
las opiniones y voluntades necesarias para promover con el apoyo de 20.000
electores, es decir, apelando al Ordinal Quinto del Artículo 165 de la
constitución Nacional, un Proyecto de Ley que frente a la amenaza del
indetenible deterioro de la imagen de la Patria, y de acuerdo con los intereses
permanentes de ésta, reduzca drásticamente la producción petrolera.
Estamos
absolutamente convencidos de que cuanto pueda hacerse en este sentido, debe ser
hecho según las previsiones del Ordinal Quinto del Artículo 165 de la
Constitución, y no de otra manera: la elaboración, divulgación y promoción de
este asunto de vida o muerte para el país, forma en sí misma, parte importante
del propósito anunciado.
No
nos gustan las frases solemnes ni los toques de clarín, pero no hallamos otra
manera más sencilla de calificar esta propósito, sino como una tarea de
salvación nacional. Frente a esta tarea es evidente nuestra particular
debilidad. Es por eso que esperamos el concurso de todos los que creyéndola
necesaria, y hasta vital, le den la fuerza que la haga efectiva.
Alfredo Maneiro
Lucas Matheus
José Rosales
Arturo Pérez Mujica
Alberto Luque
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