Serie RelampaNotas
Petróleo verdaderamente maldito, que benditamente nos ha mantenido.
Dos grupos étnicos
desaparecieron de la selva amazónica del Ecuador producto de la acción
ecocídica o ecocida de las transnacionales petroleras que allí desarrollaron su
actividad. Dos etnias que dejaron de existir. Los últimos días se ha hecho una
importante campaña ambientalista que se puede seguir a través de la cuenta
@LaManoSucia. Más allá de un tema coyuntural, la denuncia hecha por las
distintas personas que han sido afectadas, activistas genuinos sumados a la
causa, y por el mismo Gobierno ecuatoriano, busca no sólo que los causantes de
tales males sean sancionados, sino también, y esto muy a nuestro criterio, que
meditemos en torno a qué estamos pensando nosotros en relación al uso del
petróleo.
Muy bien lo definió
Pérez Alfonzo cuando lo llamó “el excremento del diablo”, y realmente lo es
cuando el petróleo, la sangre de la tierra, se extrae de ella para satisfacer
la demanda de consumo de una población mundial que se arrodilla inerte ante la
confusión que produce la no distinción entre el ser y el tener. Venezuela debe
tener cuidado. ¿Cuidado de ser invadido para que su petróleo se le arrebate?,
en parte sí, pero también cuidarse de evadir la necesidad de diversificar su
economía y modificar de una vez por todas su estructura económica. Cuatro
millones de barriles para 2014 y hasta 6 millones de barriles de crudo diario
para 2019 “extraídos” (porque lo produce la naturaleza) es una meta ambiciosa,
un gran objetivo. No obstante, si no aceleramos
(ojo: hablamos de “acelerar”, no “forzar”, ni “transgenerizar”) la propuesta de
socio-productividad enmarcada en la necesaria nueva geometría del poder y en la
transferencia de competencias al Poder Popular, estaremos a un paso del
precipicio. A un paso del infierno, resbalando al pisar mal sobre tal
excremento.
Cierro haciendo una
paráfrasis acerca del una de las tantas reflexiones del genio Juan Pablo Pérez
Alfonzo, cuando desmentía a Pietri, a quien respetamos, pero debemos comprender
que la premisa de sembrar el petróleo
sembró en su tiempo y aún hoy, valga la redundancia, en la psiquis colectiva
venezolana, la idea de que necesitábamos del petróleo para poder avanzar hacia
una mejor posición en el plano desarrollista. Lamentablemente luego de casi 80
años, hemos arado en el mar de este combustible fósil, y aunque estos últimos
quince años hemos podido sacar la nariz para sobrevivir al ahogo, hoy, a esta
hora, en este momento, en ese lugar en el que estás leyendo estas líneas debes
y debemos preguntarnos:
¿Qué haremos para no hundirnos en el excremento del
diablo?
¿Qué debe saber y discutir el Pueblo noble acerca del petróleo para ser
realmente soberano?
San Cristóbal, 21 de Mayo de 2014 / 11:58pm
@Danieltorrellas
@MPUEBLOSOBERANO
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